En el contexto de la intensa y larga crisis que estamos padeciendo, van surgiendo diferentes piedras más en el lento y embarrado camino de la recuperación, que llegará, con toda seguridad, porque siempre vuelve la calma después de la tempestad. En principio, en algún momento del año que viene, quizá un poquito antes.
Entre todo el proceso de ajuste, aparecen los temas que necesitan todavía pasarse por el quirófano: en algunos casos es una segunda o incluso una tercera intervención. Como pasa siempre, del quirófano el paciente sale débil, molesto y con una desorientación mayor o menor, según los casos.
Este es el caso del sector financiero, pero no todo, solo la mitad: concretamente, las entidades que hasta hace dos años, o menos, eran Cajas de Ahorros. Sin entrar ahora en el diagnóstico del por qué de esa situación (esto llevaría más espacio y tiempo), el hecho es que las cajas de ahorros se han convertido en bancos, pero nada más que en el papel. ¿Por qué solo en el papel? Porque las cosas llevan su tiempo: de una rotura de ligamentos cruzados no se recupera nadie en 15 días, ¿no? Pues transformar la mitad del sector financiero de un país del tamaño de España necesita un plazo de entre 3 y 5 años, así que quedan 2, más o menos.
Si a nuestro enfermo le han dejado debilitado los cirujanos en el quirófano, los antibióticos del post operatorio le debilitan aún más: le acabarán curando, pero de momento le debilitan. Y como en el extranjero tampoco están todavía para rendir a tope en el terreno de juego, la ayuda exterior no tiene, por el momento, toda la fuerza que podría acelerar la recuperación.
Dicho esto, y asumiendo la importante parte de responsabilidad del sector financiero español en la burbuja inmobiliaria salvaje que hemos padecido (la más intensa de nuestra historia reciente), las intervenciones en el quirófano del legislador y las medicinas que está tomando el paciente, están haciendo su efecto. Solo que más despacio, mucho más despacio de lo que nos gustaría a todos para no impacientarnos.
En este contexto, la última pasada por el quirófano del viernes pasado (el último decreto del gobierno sobre el sector financiero), tiene toda la pinta de que puede ser la última pasada por el quirófano. Además, en este caso, esa intervención ha contado con la inestimable colaboración de un cirujano extranjero, el señor Meyer, que ha dirigido al equipo de cirujanos nacionales. Y se ha comprometido amablemente (ejem), a dirigir también el post operatorio: una inspección adicional sobre los balances de los bancos españoles, con especial intensidad en las antiguas cajas de ahorros, para asegurarse que la realidad de esos balances se corresponde con la realidad del mercado inmobiliario en España a fecha de hoy.
Además, y sin perder su amabilidad habitual, el señor Meyer ha impuesto al paciente un régimen de medicamentos severo, con más requisitos de los que tienen los bancos de cualquier otro país: esto es para restablecer la confianza de los que hoy desconfían. Ese post operatorio, terminará, previsiblemente, el próximo 31 de julio.
Para después de esa fecha, el paciente debería ser capaz de andar por sí solo: primero co muletas, despacito, un paseo por los pasillos de planta del hospital; luego sin muletas; luego ir un poco a rehabilitación, y, por fin, el alta y a casa. Pero en casa también poquito a poco, continuando con la rehabilitación, haciendo ejercicios, dando paseos por la calle, cada vez más largos, hasta que esté en condiciones de ir a entrenar con el resto de los compañeros. Y eso, previsiblemente, será el año que viene, más bien a principios de año que a finales.
Por el camino, ha habido que intervenir algún órgano un poco más dañado, como ha sido el caso de Bankia. Una vez intervenido por el estado, los depósitos están asegurados. Por eso, en contra de cómo suelen considerar loe medios de desinformación general, ahora es cuando uno puede estar tranquilo con Bankia. Yo estoy en contacto con mis excompañeros de Bankia, y no hay fuga de depósitos del nivel que se está diciendo, ni mucho menos; ese rumor no es una noticia: es falso, os lo puedo asegurar. Y repito que precisamente ahora, es cuando los clientes pueden estar tranquilos.
Otra cosa es lo que haga en el mercado la cotización de las acciones de Bankia: eso es bolsa, riesgo puro. El año pasado con motivo de la salida a bolsa, manifesté ya mi opinión sobre si el precio era caro o barato, sin poder predecir el comportamiento de la cotización en bolsa en un futuro próximo, como también dejé claro. Cuando Bankia esté saneado, que lo estará, y conforme a las salvajes exigencias del regulador entre en la senda de beneficios recurrentes, valdrá lo que corresponda con su nivel de beneficios y la cotización lo acabará reflejando. Pero eso también necesitará su tiempo, que no será poco.
Saludos para todos
Alfonso Fraile (Director de Sociedad de Gestiones de Patrimonio 10)